Confieso que me encanta tener amigas, algo maravilloso, ¿no creéis?
Al menos las de los demás, por que las mías…
Las mías se alían con el enemigo, intentando favorecerme dicen.
¡¡¡¡¡¡¡Me río yo de las amigas, coño¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Regálale un conejito dice, claro, que bonito el conejito, tan blanco, tan mono, moviendo esas orejitas, mmm, pero ahora ¿Qué hago yo con el? Si es insaciable¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Todo el día tiene hambre, no puedo hacer otra cosa que darle de comer.
Desayuna, almuerza, come, merienda, cena. Menos mal que por la noche está tan cansado que no se despierta que si no, por la ventana lo tiraba, fíjate, pero rumbo al Sur.
La otra, frío-calor, frío-calor, me cagoen¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Ya no se si estamos en invierno o en verano, me pongo la manta, doy de comer al conejito, me quito la manta, el conejito otra vez que tiene hambre, le vuelvo a dar de comer, hostias que frío otra vez, descanso, el conejito otra vez protestando, el cuerpo insensible de tanto cambio de temperatura…
¿Amigas? Os vais a enterar las amigas cuando os pille¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Y luego la cabrona soy yo
Y luego la cabrona soy yo
P.D. Os habéis confundido, la que necesito ayuda soy yo, jajaja. Ahora os jodéis que no podéis cambiar de bando.